viernes, 21 de mayo de 2010

Envidia, sana envidia...



Siempre envidie a los grandes poetas, aquellos que desnudan sentimientos, que calan tan hondo , en esos momentos en que uno se encuentra a carne viva, vulnerable a todo que la noche nos lleva recrudecer y ponernos a meditar, si lo que uno hace modificará –quizás algún día- el orden de los planetas o solo algo aún mas simple, lograr una mueca de aquellos ojos esquivos donde uno guarda el corazón – Joaquín Sabina Dixit-, y amanecen nuestras locuras y deseos, donde muere nuestra pasión que trunca de padre, vaga sola, ahogada en un vaso de licor y un cigarrillo alborotado de ceniza.

Siempre todo poeta necesita su “Beatriz” como el Dante a su fé, yo la busco, es ese deseo inacabado fuente de magra inspiración que trato de obtener, que abre conjeturas y laberintos que me hacen explorar caminos recónditos de mi novel experiencia de escribiente no llegando a ser escritor; algún día leeré estas hojas mías, y solo podré pensar en que habrá ocurrido esa noche para plasmar estas palabras, y seguramente tomare por asalto mi nuevo block , solo preguntaré sin he conseguido a mi Beatriz, a mi propia fé , o solo lo que quiera vomitar en un nuevo texto será con el único fin de de vivir esa inquietud de hoy a los 23 años me toca vivir…